martes, 22 de mayo de 2007

ALFORJA DE CUATRO SIGLOS

ALFORJA DE CUATRO SIGLOS

Por: Félix Meza García /Celaya, Gto./ 1970

que vengo de tu barrio " Tierras Negras "

sabedor de los coloquios de tu fiesta

cabalgando los bridones de la tarde

traigo a cuestas la candela del invierno

con el ritmo de las danzas y la orquesta.

Traigo un nudo en la garganta que se encrespa

al gorjeo polirrítmico del paso,

arquitecto del camino yo he notado

enrolarse en la emoción del césped tierno,

mi Alameda romántica de abrazo.

He paseado por tus calles de renuevo

con luciérnagas de luces mercuriales,

para llevar mi recuerdo a tus callejas

en el neófito plasmar a pausa viento,

las fondas claroscuras populares.

Fue mi alforja de este viaje tetrasiglo

tu canto de horfandad por la conquista,

llevo en ella: las tribus coaligadas,

una aldeana violada en la contienda,

una raza pura, de menos en mi lista.

Era rica la vieja Nat Ha Hí

con sus goznes empotrados de bajío;

una exhúbera comarca de heroísmo,

que cinco décadas valiente combatió,

y esas mismas de apego al Otomí.

Aún siento amurallada a la consciencia

esta firma acetilena de la Iberia;

¡ qué látigo infamante en represalia,

que viaje tan sangriento a la ignominia,

que jornada humillante a la materia !

En el fiero contener de mis enojos

perdí monosilábica mi gracia;

amortajó la semántica voluble

la ortográfica tumba del mezquite,

para archivar la resistente ideocincracia.

Tierra Llana, paisaje de acebuches,

Nat ha hí, fortaleza de cobriza estirpe;

siento en las venas tu historial guerrero

como un mucho evangelio y lengua,

como un todo silicoso de minero.

Emprendí la virreinal carrera

con " doblones " a pulmón sangrante,

llegando a ser antorcha de la hacienda;

claudicado y miserable paria

que lució donairoso esta ceguera.

Aún llevo en mi morral de indígena

yugos del "guanajua " irredento, mi pasado,

aún llevo huella en las espaldas

represión maldita y dolorosa -

del sadismo encomendero y despiadado.

Supe albergar en mi posta la insurgencia

cabalgando con Hidalgo mis bridones;

mi espíritu libérrimo, en vivencia,

grabó de Albino sus victorias gratas

Apreté las alforjas de " Reforma "

con hombres como Juárez al estrado,

asistí al resurgimiento de la villa

con el sol requémandome la cerviz

y las córneas proyectadas al arado.

Fui gigante con el alma de Zapata

y así me encuentren con fusil en mano,

en la acequia , rosándome la cresta -

el combare de familia por el mando:

Villa " El Centauro ", y Obregón "El Manco ".

Aquí parece que mi siglo muere,

aquí mis bestias rumian su coraje,

aquí Madero, aquí la traición comprada,

aquí, CELAYA, tu hermandad masacre

llenó sus belfos con sangre del ultraje.

Perdí el camino al caminar tu viaje,

después; letargo, pesadilla, marcha,

revuelta, confusión, estéril lucha;

cambiar de abanderado en cada esquina

y un frío de muerte, mi Celaya, te me escarcha.

He paseado por tu barrio de " El Zapote "

con el paso carcomido de estos siglos,

y hoy te encuentro, cajetera milagrosa

por los ecos tetrasiglos de tu vida,

deambulando mis alforjas con sigilo.

Aún me siento sonámbulo de historia

renegando por todas las distancias,

pido sed para mis aguas perentorias

que en afluente del Lerma se incubaron

con el caudal bajío de mis prestancias.

Vengo a ofrecerte Nat ha hí, mis epopeyas

en pupila acartonada y dominguera,

traigo la atalaya cuadrifácica - mi tiempo -

para colgar de tu aldabón, mi canto…

con la memoria de antigua mezquitera.

Y aquí estamos añosos, centenarios,

Yo, con los puños apretándome las ansias,

Tú, a golpe tendido, a la llanura;

hormigueantes a continuar la marcha,

la geográfica marcha a las distancias.

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