martes, 22 de mayo de 2007

Crónica al Encuentro de poetas en Tuxtepec - Berónica Palacios

2:00 p.m. hay que salir para el D. F. pero no hay camiones hasta las 3:30 p.m. Mientras espero comienzo a divagar a un mundo imaginario en donde la frescura de sus paisajes contagian con erotismo hasta al más frívolo humano y las calles inundadas de mezcal y aguardiente. Imagino sus platillos gastronómicos que saboreo en mi imaginación. Cierro Los ojos y alcanzo a vislumbrar bienvenidos Tuxtepec.

En cuanto abordo el camión para el D. F. me convierto e una torcedora de alambre y comienzo el reto de hacer 80 pares de aretes para aprovechar la luz del día. A las 10:00 p.m. trasbordo a Córdova y de allí al país del Encuentro con la palabra misma. 7:00 a. m. llego con incertidumbre ya que perdí el nombre del hotel, por fin los buenos ciudadanos me llevaron al Hotel Central. Respiro y aspiro ese aroma fresco d después de viajar 17 horas aproximadamente llego a esa tierra mágica y llena de encanto. Al llegar me encontré con algunas caras conocidas; pero lo que más me impacto fue el caluroso recibimiento por parte de los organizadores.

Jueves 8 de junio desayunamos y puntales llegamos a la Casa de la Cultura en una de su salas había una exposición pictórica de Toto Bravo, como homenaje póstumo. Después las autoridades mayores de Tuxtepec inauguraron el Primer Encuentro Nacional de Escritores “Bicentenario de Benito Juárez García”. Se entregaron los gafetes de escritor –un título que siento no merecer-. Antonio Ávila ofreció un descuento especial en la Muestra Artesanal de la cuenca de Papaloapan; también dijo que lleváramos los libros o revistas para dejarlas a la venta. La visita a la Cervecera del Trópico fue grata ya que gracias a un guía pudimos saber o darnos una idea del proceso de la cerveza, sin embargo más grata fue la degustación que tuvimos en la comida – Cochinita y pollo rostizado-. Era un lugar impresionantemente mágico donde pudimos apreciar a su interior tapizado de acero y redescubrimos que con una planta amarga y además femenina es la base para hacer la cerveza. Y después entre burbujas de oro burbujeante leí en la primer mesa en la Cámara de comercio. Por lo que pido mil disculpas ya que por el calor la cerveza llegó a su tope y en lugar de haber leído diez minutos me di la libertad de leer diez con voz normal y diez con mucho sentimiento de esta manera me excedí un poco pero valió la pena.

El viernes 9 de junio a las 9:00 a. m. después de desayunar y fuimos al CEST Centro de Estudios Superiores, una preparatoria en donde nos recibieron con mucha audiencia y ánimo. Después de intercambiar algunas experiencias con los jóvenes y que escucharan nuestro trabajo fuimos a deleitarnos a un restauran de mariscos y cervezas, siempre cervezas –y el mezcal, sólo en mi imaginación-. Casi todos poetas regresaban al hotel en taxi, pero nosotros preferimos disfrutar del saludo de los pobladores y de ese olor inconfundible a mango Manila que nos regalaba su sonrisa que adornaba las aceras. Y aún más grato fue cuando topamos en la calle con Alfonso y su batería improvisada por él, era una delicia visual ver lo cantar con tanto júbilo, ver cómo sacaba y metía los palos de escoba que usaba como batucas, la canción Gema nos hizo vibrar y allí en ante el asombro de la gente que estaba trabajando y los transeúntes bailamos Fco. de la Cruz, Citlalli, Ibis y yo, Berónica sin inhibiciones. Alfonso no es una persona común él es todo un personaje de un cuento inconcluso es una modelo sacado de alguna película de Buñuel, pero fue algo inolvidable haber escuchado esa serenata improvisada. Siguieron las lecturas de los otros compañeros poetas y de allí al Restauran Tango y Mariachi, en donde por azares del destino al final de la cena llegó Alfonso y empezamos el baile nuevamente.

El sábado durante el desayuno conocí a Doña Teresita la dueña del restaurant donde solíamos desayunar, ella amablemente nos regaló unos dulces con una bella rosa a todos los poetas. Las lecturas de los demás compañeros poetas continuaron durante el día en la Sala Audiovisual de la Casa de la Cultura, y un reconocimieto especial a Ludwig Zeller, entrega de reconocimientos a todos y a cada uno de los poetas participantes con música de típica de aquellos lares de fondo. Tal fue mi sorpresa y emoción cuando ya medio entonados los poetas Francisco de la Cruz y Enrique Blas comenzaron platicar en zapoteco, como si fuera español, eso fue grandioso e inolvidable.

Por último sólo me resta decir que llevo todos estos recuerdos tatuados en mi memoria y en mi corazón, el haber conocido a la última mariposa: Antonio Ávila- Galán. A Tuxtepec y los hermosos peces que viven en Papaloapan me hacen vibrar y tener presente que regresaré muy pronto a leer poesía en los mercados o en las plazas.

Además me encantan los amigos a distancia y cercanos también, colecciono recuerdos, sonrisas y abrazos que une la distancia en la infinitud del cielo.

P. D. También colecciono cajas de zapatos pues recuerdan al corazón de algunos hombres, con todo mi amor Berónica Palacios.

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